jueves, 2 de febrero de 2012

Devuélvanme la identidad nacional

Ayer vi un programa que mostraba a un chef de visita culinaria por Alemania. Todos sus programas son así: va a un país, habla con la gente, muestra la comida local, etc. Otro dream job para mí, así que disculpen lectores, pero déjenme deslizar un (ANTHONY BOURDAIN SI ESTÁS LEYENDO ESTO QUIERO TRABAJAR CON VOS). Listo.

El tipo tiene la posta de todos los lugares a los que va. No prueba la comida local para giles, sino que conoce las postas. Va y visita al único anciano que queda en todo Vietnam que hace fideos de arroz de forma tradicional hamacándose con una vara gigante de bambú. (Nota mental: escribir un post sobre mi obsesión con Vietnam). Lo llevan al mejor puesto callejero de sopa en Tailandia, al comedor de un templo hinduísta en Queens, NY que no aparece en ninguna guía. Y también se va al restaurante más fashion de Tokio. Pero hace un rato estaba chupando un caracú más feliz que McGiver en  ferretería. Cuando vino a Argentina se comió un buen asado, pero también lo llevaron a la villa 31 a comerse un locro. ¿Se entiende? El Tony no le hace asco a nada, es un verdadero amante de la comida.

Bueno, resulta que este buen hombre estaba ayer en Berlín. O supongo que un rato antes, pero yo lo vi ayer. Tomaba algo con un amigo que le tiraba las postas de la Guerra fría. A la hora de brindar el Anthony le choca la cerveza y se predispone a empinar. El germano lo interrumpe. No Tony, así no se hace acá. Tenés que mirarme a los ojos mientras brindás, sino tenés 7 años de mal sexo. (en inglés con acentito alemanoide). Y mierda, yo pienso. Juré que esa era nuestra. La jodita de mirar a los ojos cuando brindás por miedo a los 7 años. Pero se ve que no. Acto seguido dicen prost!, el equivalente a salut! y siguen charlando.

Después se va a un barsulo de la comunidad turca. ¿Porque sabían que hay muchos turcos viviendo en Alemania en este momento? Yo tampoco. Pero representan un 10 % de la población alemana, siendo la minoría más grande del país. Bueno, el barsulo estaba repleto de jubilados y señores medio al pedo que estaban jugando juegos de mesa. A Anthony le cuentan que están jugando al juego nacional que se llama "Okey". Ah, qué loco, se juega con fichas de burako, pienso. Y entones le enseñan a jugar y, un momento. Están jugando al burako. O al Rummy, nunca sé cuál es el que yo sé jugar. Pero les aseguro que es uno de esos dos, que no se llama okey y que, hasta donde yo pensaba, (no tanto tampoco) era  argento. Argento heredado de español o italiano o algo así, obviamente. Pero aparentemente viene de Turquía.

 Bueno, está bien, te las cedo. Todo bien, puede ser que sean tuyas. Es más, es probable que siempre lo hayan sido y nosotros las hayamos heredado.

Para terminar Anthony se fue a un lugar de comida tradicional alemana, donde le recomendaron enfáticamente que pruebe un schnitzel. Es una especie de rebanada de carne, bien aplastada, que la pasan por harina, huevo y pan rallado y después la fríen.

¿Les suena? ¡A mi también! ¡ES UNA MILANGA!
¿Qué Shnitzel ni schnitzel? MI- LA- NE- SA Tony.
Pasadas 24 horas sigo indignada.

1 comentario:

  1. Definitivamente Anthony podría hacer uso de la sabiduría gordística que posees. Es más, podría dejarte un espacio del programa (cual nota al pie) en el que decís como se llama la misma comida en distintos países y haces juicios de calidad de cada una.
    No se, yo te lo recomiendo Anthony

    Ahora....que diría Narda de todo esto?
    Todavía no es tu amiga y ya podría sentirse traicionada. Estás jugando a muchas puntas pollo

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